Desde 2013, cada 11 de mayo se conmemora en Uruguay el “Día Nacional de la Resucitación Cardíaca”, establecido por la Ley Nº 19.077, con el propósito de promover la capacitación en resucitación cardíaca. En ese sentido la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular (CHSCV) y el Consejo Nacional de Resucitación (CNR) proponen la realización de actividades de aprendizaje de las maniobras de resucitación.
El 11 de mayo es un día para tomar conciencia sobre la importancia de saber realizar las maniobras de resucitación cardíaca para atender una víctima de muerte súbita y salvar su vida.
El paro cardiorrespiratorio (PCR) es el cese brusco de la actividad mecánica cardíaca, confirmado por la ausencia de signos de circulación, respiración y conciencia, es decir, la persona no responde, no le sentimos el pulso ni el latido cardiaco y no respira. Si los intentos de reanimación no tienen éxito, esta situación se conoce como muerte súbita (MS). Generalmente de aparición inesperada, sin síntomas previos. El 80 % de éstas situaciones suceden afuera de un hospital.
La gran mayoría de las personas que lo sufren tienen enfermedad coronaria subyacente, aunque no siempre lo saben. Un tercio de los casos se dan en menores de 50 años y afectan al doble de hombres que de mujeres.
La MS en jóvenes (personas menores de 35 años) a menudo pone en manifiesto enfermedades cardíacas o anomalías cardíacas, las cuales en ocasiones son cardiopatías hereditarias (3). A pesar de ser una entidad rara (1/50.000 MS cardíacas), es la principal causa de muerte en atletas.
En Uruguay no hay datos estadísticos fiables sobre la proporción que representa la MS en el total de muertes, pero hay consenso en que está francamente sub registrada. Se estima (extrapolando cifras de otros países semejantes), que podrían fallecer súbitamente unos 2000 uruguayos cada año (1,2).
La ventana de tiempo útil para resucitar a una persona es extremadamente corta, es decir, los 10 primeros minutos son determinantes para la resucitación, por eso es importante empezar lo antes posible. “Cada segundo cuenta”. Por cada minuto que se demora en realizar el masaje cardíaco se disminuye la posibilidad de sobrevivir un 10%. Si las personas que presencian el evento inician rápidamente el masaje cardíaco y si además se utiliza un Desfibrilador Externo Automático (DEA) las posibilidades de sobrevivir se elevan a más de un 50%.
Por eso, frente a esta situación, es importante que los testigos presenciales sepan cómo realizar las maniobras de resucitación cardíaca básica y activen una serie de acciones encadenadas, denominada “cadena de supervivencia”, en el menor tiempo posible: reconocer la situación, llamar a la emergencia, iniciar el masaje cardíaco en forma precoz y efectuar una desfibrilación automática (DEA), si así lo indica el DEA, terminando con la asistencia de una emergencia médica móvil (EMM).
Fuente: Sitio web de la Comisión Honoraria para la salud Cardiovascular