Miles de estudiantes se inscribieron en el 2021 para cursar alguna de las carreras que brinda la Universidad de la República (Udelar). En el contexto de pandemia de Covid -19, las inscripciones y las clases que se están iniciando en los distintos servicios, se llevan adelante en modalidad virtual. Para conocer más acerca de cómo viven este proceso los estudiantes que ingresan, el Portal de la Udelar dialogó con cuatro estudiantes que inician su carrera en la Udelar, Aldana Carneiro, Patricia Carsin, Andrea Gutiérrez y Evelyn Odriozola.

Aldana es estudiante de la Facultad de Enfermería en la sede Salto del Centro Universitario Regional Litoral Norte, y vive en una zona rural en el límite entre los departamentos de Paysandú y Salto. Recordó que el último año de bachillerato fue muy complicado, fue cursando las materias de a poco, y en total le llevó casi cuatro años terminarlo. «Se me hacía muy lejana la posibilidad de entrar a la Universidad porque llevó mucho tiempo terminar sexto año», expresó.

Tenía claro que quería ingresar a la Udelar pero no qué carrera seguir, no tenía una vocación definida por ninguna área. En principio había optado por la carrera de Derecho, pero cuando comentó la idea en su entorno recibió muchas críticas, se desmotivó y la descartó. “Sabía que quería ayudar a las personas pero no tenía claro cómo ni desde dónde”. No había pensado en Facultad de Enfermería, “estaba peleada con la biología desde que tuve la materia en el liceo”. Recuerda que un día fue al hospital porque no se sentía bien y cuando estaba en la sala de espera observó a una enfermera en sus tareas y se emocionó. Se dijo «yo puedo hacer eso, puedo estar con la gente desde ese lugar», fue así como optó por la carrera de Enfermería.

El proceso de inscripción a la carrera fue bastante complicado, contó, tuvo muchas dificultades desde el inicio, ya en el liceo para conseguir el documento que se pide a los estudiantes como constancia de egreso de bachillerato (la fórmula 69 A). Además, Aldana vive a aproximadamente 20 kilómetros del liceo, diez de ellos de camino vecinal, y no le era fácil llegar hasta allí en las instancias presenciales del trámite.

Cuando accedió a la página web donde debía inscribirse a las materias de primer año también tuvo dificultades. No conseguía hacerlo y no sabía a quién podía recurrir para hacer consultas. Investigando en las diferentes páginas encontró los correos electrónicos de algunos profesores que la contactaron con la bedelía; en ese momento pudo evacuar las dudas. Ya superadas las primeras dificultades le fueron llegando apoyos por correo electrónico, y ahora cuenta con una tutora a quien puede pedir orientación.

«Cuando entré no lo podía creer, estuve llorando una semana entera porque llegar a la Udelar era algo para muy lejano, que pensaba que no iba a poder concretar». Todavía le cuesta darse cuenta de esa realidad, en especial porque la virtualidad hace que no se perciba tanto la presencia de los compañeros y profesores, «es raro, vivís en una nube todavía».

Aldana explicó que el desarrollo del curso en la modalidad virtual es complicado ya que se dificulta lograr una rutina,  «te sentís tan libre como que no sabés cómo dirigirte, implica ponerte tus propios horarios de estudio».  Ahora está cursando los cursos propedéuticos, los docentes mandan las tareas semanales y el curso tiene una fecha de finalización pero no horarios de clase, algo a lo que los estudiantes están tan acostumbrados, «tener uno la responsabilidad de definir sus horarios es un poco difícil». Todavía no están armados los grupos de primer año de la carrera, y no sabe quiénes van a ser sus compañeros.

Patricia vive en la ciudad de Minas con su madre y cinco hermanos. Tiene 22 años y también se inscribió este año para cursar la Licenciatura en Enfermería. Recuerda que finalizó 6° de bachillerato opción Medicina en 2018, y en ese momento ya tenía la idea de cursar la carrera. Le surgieron dudas debido a que tenía que trasladarse a vivir en Montevideo, «en ese tiempo estaba en pareja, tenía todas mis amigas acá, era mucho lo que tenía que dejar al irme». Decidió no comenzar la carrera ese año y se inscribió en un curso de Auxiliar de Enfermería que ofrece una institución privada en su ciudad. En la actualidad trabaja como niñera y continúa con ese curso, que finaliza en enero de 2022.

Este año se decidió a inscribirse en la Facultad de Enfermería de la Udelar porque las clases en modalidad virtual le permiten avanzar en la carrera sin tener que trasladarse, hasta finalizar el curso que está realizando a nivel local. Patricia contó que una amiga que cursa en la facultad la ayudó a inscribirse, «porque yo no tenía ni idea».

Explicó que en la facultad comenzará las clases el 1° de junio, con el curso Introducción a la Universidad. Aún no tuvo contacto con ningún docente, pero sí con los compañeros del curso, con quienes comparte un grupo de whatsapp. Debido a sus horarios de trabajo y estudio, todavía no realizó ninguno de los cursos propedéuticos, pero sí el «Curso de nivelación y actualización en vacunación contra Covid-19» que brindan la Facultad de Enfermería de la Udelar en conjunto con la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Patricia se plantea como desafío a futuro «poder con todo, lo que sería un gran logro».

Lejos, cerca y raro

Andrea tiene 23 años y vive en el barrio Hipódromo de Maldonado, en una construcción al fondo de la casa de su madre. Contó que trabaja con su mamá haciendo pasteles hojaldrados y estudiar le implica «mucho sacrificio». Se inscribió este año en el Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes (IENBA), en la Licenciatrua en Artes que tiene base en Montevideo, que cursa por ahora en modalidad virtual desde Maldonado.

Había dejado los estudios en el liceo unos años atrás, pero decidió retomarlos con la decisión clara de ingresar en Bellas Artes al terminar el bachillerato, así que en 2020 cursó 6° en el marco de la pandemia. Fue un año «complejo por la virtualidad», comentó, pero aun así se sintió más protegida por la institución educativa que este año en la Universidad.

Señaló que el proceso de inscripción a la Udelar fue complicado, en primera instancia fue rechazada a raíz de una confusión generada en el liceo, con relación al documento Fórmula 69 A que debía presentar para el trámite. «En ese momento me sentí muy frustrada porque yo empecé a estudiar solamente para entrar a Bellas Artes», recordó. Le resultó difícil saber cómo y con quién comunicarse para averiguar por qué había sido rechazada su inscripción, pero finalmente pudo contactarse a través de correo electrónico y presentar el documento correcto para quedar inscripta.

Andrea contó que inmediatamente después de confirmar la inscripción al IENBA se creó un usuario en la Udelar y le llegó un whatsapp informando acerca de los cursos propedéuticos, «cursos genéricos que son una especie de apoyo a los que ingresamos a la Universidad”, indicó.  Explicó que no participó de estos cursos pero comenzó las clases en IENBA el 26 de abril. «El comienzo fue raro, no tenía información sobre la fecha de inicio, ni de los horarios, ni de la modalidad de estudio. Iba viendo cuándo iban a empezar los cursos. Ese mismo día nos llegó una primera premisa de trabajo y así nos enteramos que había empezado el curso», indicó. Se les compartió a los estudiantes un correo electrónico para consultas, que es el único medio de contacto con los docentes. No sabe quiénes son sus compañeros de grupo ya que no tiene vías de contacto con ellos a través de whatsapp o correo electrónico.  Acotó que todos los lunes le llega una premisa de trabajo a través de la plataforma EVA, que está correctamente explicada, y que tiene una semana de plazo para realizar y entregar la tarea.

Señaló que luego de tres semanas de clase se organizó una instancia por zoom para evacuar algunas de las dudas que tenían los estudiantes, pero de todas formas siente que «todo es demasiado nuevo» para los que ingresan como para que se manejen solos. «Parece que no existiese nadie del otro lado, todavía que no caes aún que estás estudiando en la Universidad, sentís que, bueno, esto debe ser como un limbo», expresó Andrea.

En cuanto al futuro Andrea tiene el plan de trasladarse a vivir a Montevideo cuando la Udelar retome las clases presenciales, aunque depende del apoyo económico que pueda recibir a través de alguna de las becas para estudiantes que solicitó. «Quiero creer que ese primer día de clase presencial será como “un empezar” porque tendríamos que fingir que todo esto tan raro nunca ha pasado», concluyó.

Evelyn tiene 21 años y vive ciudad de Paysandú con sus padres. Comentó que su experiencia con el bachillerato fue «buena y no tanto»: cursó 4º, 5º y 6º en el Liceo N° 7 de esa ciudad y le quedaron materias de Bachillerato sin aprobar. Luego las recursó en el Liceo N°1, en el turno nocturno, «por suerte exoneré y salvé todo, esa experiencia fue buena porque pude entender mejor algunas cosas de las materias que no había entendido antes, fue mejor porque la mayoría de los que recursaban en el nocturno era gente mayor y sabías que iba a estudiar y más nada. Salvé los exámenes y pude inscribirme a la Universidad». Tenía clara su opción por la Licenciatura en Imagenología, una de las que ofrece la Escuela Universitaria de Tecnología Médica en la sede Paysandú del Cenur Litoral Norte.

Al realizar el curso de Introducción a la vida universitaria encontró la información que necesitaba para comprender cómo se organizaba la carrera y cómo inscribirse a las materias, comentó. Luego comenzó los cursos de primer año, «en cuanto a la experiencia con el estudio voy bien, aunque estemos en pandemia y tengamos que hacer cosas en la plataforma. Los temas se entienden bien, las presentaciones que ponen los profesores y las clases grabadas ayudan también». Con los docentes hay una comunicación fluida, salvo en una materia específica de su carrera (Física), porque la profesora no utiliza zoom. Además, contó que les falta docente suplente para Genética. Evelyn espera seguir progresando en la carrera, «recibirse e independizarse».


Fuente: Portal de la Universidad de la República

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